Inserso

Pedro Ripoll - 577 visitas

En un autobús del Inserso repleto de viejos, en una gira especial a Lourdes para gente de la tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le ofrece un buen puñado de cacahuetes sin cáscara.

El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.

Cinco minutos después, la abuelita repite, el chofer vuelve a agradecerle el gesto y se come sus cacahuetes. Cinco minutos más tarde viene el otro puñado.

Al cabo de unos diez puñados, el chofer ya no puede y le pregunta:

Dígame, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetes, pero usted no cree que, a lo mejor sus cuarenta amigos y amigas querrían también un poco?

No joven, no tenemos dientes para masticarlos y solo nos chupamos el chocolate que los recubre.

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